Minorities

Tradición y Tenacidad: Cómo los mujeres Wayuu sostienen La Guajira

Three Wayuu children at play beside a small tree

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En enero de 2024, cuarenta carrotanques estaban parados en el aparcamiento de una base militar en Uribia, Colombia. Enviados para combatir la urgente escasez de agua en La Guajira, ningún carrotanque salió del aparcamiento. En medio del escándalo gubernamental y la corrupción regional, las comunidades sedientas fueron abandonadas. Este abandono es familiar para los indígenas Wayuu que habitan La Guajira.

“Los Wayuu, como ocurre con muchos grupos indígenas en nuestros países y en el mundo entero, son comunidades invisibles para los gobiernos,” afirma Dra. Lourdes Grollimund, directora general y cofundadora de Mama Tierra, una organización sin ánimo de lucro que apoya a las artesanas wayuu de la región de La Guajira. “En el caso de los Wayuu, eso ha sido así desde siempre, ni el gobierno colombiano ni el gobierno venezolano hacen todo lo que quizá deberían hacer.”

A dry landscape stretches out for miles
El paisaje seco de La Guajira

La Guajira es una región compartida por el norte de Colombia y el noroeste de Venezuela. Extendiéndose a lo largo de 15.000 kilómetros de costa caribeña, es un hábitat remoto y árido, marcado por dunas, impresionantes paisajes desérticos y una visión ininterrumpida del cielo nocturno. Esta es la región que el pueblo Wayuu ha llamado hogar durante siglos, donde duermen en chinchorros bajo las estrellas y rezan a Huya, el respetado y querido dios de la lluvia.

Detrás de la belleza natural de la región está la realidad más fea de La Guajira como la «otra» Colombia, abandonada y olvidada. A pesar del estatus del país como economía de renta media-alta, en La Guajira hay una malnutrición desenfrenada, pobreza, y falta de apoyo a las comunidades indígenas rurales.  En 2022, la tasa de mortalidad infantil por desnutrición de La Guajira era 8,5 veces superior a la media nacional. El escándalo de los carrotanques este enero sugiere que no ha cambiado mucho. En lugar de proporcionar ayuda a las comunidades Wayuu, una parte de los 46,8 mil millones de pesos asignados a este proyecto se utilizó supuestamente para pagar a legisladores del congreso nacional con el fin de que se aprobaran algunas de las políticas de Petros.

Dr. Lourdes Grollimund

A pesar de ello, la historia de supervivencia de los Wayuu es un testimonio de perseverancia, determinación y resistencia. “Es bastante increíble que los Wayuu vivan allí y que hayan elegido estar allí”, dice la Dra. Grollimund. “El medio ambiente se ha vuelto más hostil para ellos, pero no lo han abandonado. Y siempre encuentran formas de estar agradecidos por lo que tienen.”

Como muchos grupos indígenas de todo el mundo, los Wayuu ya sienten los efectos devastadores del cambio climático, la desertificación y la explotación del medio ambiente. La corrupción y el abandono del gobierno no ayudan. A pesar de ello, los Wayuu están determinados a no renunciar a sus tierras ancestrales sagradas. Las mujeres Wayuu encabezan esta batalla para preservar sus tierras, sus ricas tradiciones, y su cosmovisión indígena.

El papel de las mujeres Wayuu

En esta sociedad matriarcal, “el rol de la mujer Wayuu es conservar activamente la ontología y la cosmovisión del pueblo” dijo Karen Tiller Pana, una extraordinaria líder Wayuu y fundadora de Artes Jala-Ala. Artes Jala-Ala se especializa en fabricar artesanía tradicional Wayuu según técnicas ancestrales y en empoderar a las artesanas mediante prácticas sostenibles. La primera vez que hablamos a través de una llamada de WhatsApp, me invitó a visitar su comunidad en la región de Jojoncito, en La Guajira, orgullosamente promoviendo la biodiversidad y el hermoso paisaje natural. Incluso a miles de kilómetros de distancia, sentí su hospitalidad y amabilidad a través de la pantalla. Habló con pasión sobre el papel fundamental que desempeñan las mujeres Wayuu en su comunidad.

Tiller explicó cómo las mujeres Wayuu son guardianes de la sabiduria tradicional, encargadas de transmitir los mitos sagrados, los rituales espirituales y la lengua tradicional, el Wayuunaiki. Al transmitir su lengua ancestral, el Wayuunaiki, “el idioma no solo comunica palabras, sino que también tiene significados muy profundos. Están relacionados con la cosmovisión y la relación de la tierra y con los antepasados.”

Las mujeres Wayuu son responsables de transmitir esta lengua y cosmovisión a la siguiente generación, tal y como ellas la recibieron. A través de este diálogo intergeneracional, refuerzan la conexión espiritual de la comunidad con sus tierras ancestrales y fortalecen la identidad Wayuu.

Mama Tierra artisans with book and child
Artesanas en Mama Tierra

Este conocimiento no es meramente ontológico; es un conjunto de valores que dictan cómo interactúan los Wayuu con el mundo natural. Tiller me dijo que “Los Wayuu, vemos el mundo natural como un sistema interconectado donde cada elemento tiene un propósito y una relación significativa con los demás. Todo lo que está a nuestro alrededor, hasta el insecto más diminuto, sabemos que tiene un papel fundamental. Pensando también en que la tierra Guajira, lo desértica y árida que es, si una planta sobrevive esto, es una manifestación muy grande y es una alegría inmensa, lo cual tú debes de cuidar y de preservar el tiempo.”

Prácticas y conocimientos tradicionales Wayuu “Promueven la conservación de la biodiversidad y refuerzan el profundo respeto y la conexión espiritual con el mundo” dice Tiller. Como corrobora la Dra. Grollimund sobre los Wayuu, “Dependen del medio ambiente donde viven, por lo que lo respetan al máximo.” Las mujeres Wayuu enseñan una profunda reverencia hacia el mundo natural, practicando una gestión sostenible de los recursos naturales según las prácticas tradicionales. 

La cuestión minera

Dr. William Avilés smiling for a photo
Dr. William Avilés. Foto de su perfil en el sitio web de la Universidad de Nebraska.

Desafortunadamente, el Gobierno y las multinacionales mineras con las que cooperan no parecen compartir la misma reverencia por el mundo natural. “Si simplemente miramos las últimas dos o tres décadas, el gobierno nacional de Colombia ha dejado claro que el extractivismo va a ser un motor central del desarrollo. Ese es un compromiso que están asumiendo después de toda esta evidencia establecida de las consecuencias negativas que ha tenido la minería en La Guajira” me dijo Dr. Avilés en inglés. Él es profesor de Política Latinoamericana en la Universidad de Nebraska y autor de «Capitalismo global, democracia y relaciones cívico-militares en Colombia».

Una de las mayores minas de carbón a cielo abierto del mundo, El Cerrejón, ha funcionado en La Guajira desde 1985. La presencia de esta mina ha provocado el desalojo violento de comunidades wayuu y un aumento de los asesinatos selectivos de defensores indígenas de la tierra en Colombia. La mina despoja a los wayuu de sus recursos naturales, desvía su suministro de agua, contamina el aire que respiran e interrumpe su relación espiritual con sus tierras ancestrales. Los contaminantes emitidos por la actividad minera 24/7 causan graves problemas de salud como dolores de cabeza, problemas respiratorios, tos seca, ardor en los ojos, y visión borrosa a las comunidades wayuu que viven cerca de El Cerrejón. Me puse en contacto con El Cerrejón y con su empresa matriz, Glencore, de capital suizo, pero ninguna de las dos respondió a mi solicitud de comentarios.

Aunque Tiller vive en Jojoncito, a unas 4 horas de la mina, es consciente del efecto que ha tenido en sus compatriotas wayuu. “Resalta destacar el impacto ambiental que genera todas estas operaciones mineras, porque ya provocan lo que es el tema de la deforestación, la pérdida de los hábitats naturales, la contaminación del agua, del aire, la alteración de los ecosistemas.  Y nos drenan la poca cantidad de agua con que nosotros contamos. Porque ya cada vez más, poco llueve. Entonces hay venas de agua subterráneas y ellos lo que nos hacen es drenar y drenar. Cada vez la tierra es más árida, más invivible y hay menos agua” La riqueza y la energía generadas por El Cerrejón no llegan a las comunidades en las que opera.

“Sinceramente, no nos beneficia nada” dice Tiller “porque las empresas multinacionales hacen todo su montaje allá, pero todo eso va para el interior del país. Todo el interior de Colombia se alimenta de la energía y nosotros que estamos allá  nos alimentamos desde los daños que ellos nos causa de los impactos negativos, que ellos nos generan.”

 A pesar de su devastador impacto medioambiental, muchos wayuu trabajan en las minas. Como menciono Dr. Avilés, “la gente que trabaja en estos lugares también tiene que volver a sus casas, que se están viendo afectadas medioambientalmente por lo que está haciendo Cerrejón” Enfrentados a una paradoja moral entre la reverencia indígena hacia el medio ambiente y la necesidad de mantener a sus familias, muchos wayuu se encuentran con que no tienen elección.

“Hombres y mujeres wayuu deciden ir a trabajar a las minas porque su arte tradicional no les da para comer” dice Dra. Grollimund. Además, la contaminación ambiental causada por la actividad minera impide que los wayuu puedan vivir de la agricultura, la pesca y la caza tradicionales. Esto aleja a los wayuu de sus raíces indígenas y de sus conocimientos ancestrales sobre cómo vivir de la tierra.

La resistencia

Desde el surgimiento de El Cerrejón, el papel de la mujer wayuu ha tomado aún más importancia. No es sólo una transmisora de conocimientos tradicionales, sino una guerrera medioambiental. “Para enfrentar estos desafíos, líderes y comunidades wayuu se han involucrado en diferentes movimientos de resistencias y esfuerzos de incidencia política para poder así proteger la tierra y los recursos.” dice Tiller “Se han buscado colaboraciones con organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales más amplios para fortalecer la capacidad de defensa y promover alternativas sostenibles del desarrollo.”

Una de las principales estrategias de resistencia es “educar a la gente sobre las visiones indígenas, las concepciones indígenas de la vida y la importancia de la madre naturaleza,” afirma el Dr. Avilés. Grupos como Fuerza de Mujeres Wayuu organizan talleres educativos para enseñar conocimientos tradicionales y estrategias para mitigar los impactos de la crisis climática en los wayuu. Desarrollaron la Escuela de Comunicaciones del Pueblo Wayuu en la que los jóvenes wayuu participan en talleres donde aprenden a ser la próxima generación de líderes wayuu, actuando con autenticidad, elocuencia y responsabilidad medioambiental, según el espíritu wayuu. El Dr. Avilés cree que estos talleres e instituciones etnoeducativas “tienen un efecto absolutamente positivo. Parece que refuerza en la medida en que la comunidad, no sólo los activistas, reconocen la importancia de resistir y el significado de esa lucha por ello.”

Esta labor pedagógica revitaliza la cosmovisión y la lengua wayuu, catalizando a la próxima generación para preservar su cultura en medio de la erosión cultural en curso. “La globalización y la modernización son factores que nos llevan a una pérdida de interés por las tradiciones ancestrales entre las generaciones más jóvenes” dice Tiller. La labor educativa impulsada por Fuerza de Mujeres Wayuu está trabajando activamente para cambiar esta situación.

Artisan Cristina Uriana doing some weaving with a bowl of yarn
Cristina Uriana, artesana

Las herramientas de resistencia de Tiller son su tejido y su título universitario en Administración de Empresas. Al fundar una empresa en la que practica, enseña y se beneficia de las técnicas artesanales tradicionales, se gana la vida sin tener que comprometer los valores indígenas. Cuando Tiller habló de las bolsas de tela que teje, se le iluminó la cara “Nosotros no solo vendemos mochilas, son historias. Detrás de cada producto ahí se encierran sus  historias.” Como me dijo la Dra. Grollimund, cuando una mujer wayuu aprende a tejer un bolso según las técnicas ancestrales, “se le enseñan los valores del pueblo wayuu. Cómo hacer las cosas de forma excelente, cómo perseverar, cómo contar.” La práctica diaria de estas artesanías tradicionales conecta a las mujeres wayuu con sus antepasados y con los valores por los que han vivido en La Guajira durante siglos. Tejer otorga a las mujeres y a sus comunidades autonomía sobre sus finanzas y sus vidas.

Estas mujeres wayuu no sólo se resisten a la corrupción local y al extractivismo, sino que también son líderes en la lucha mundial contra el cambio climático. Su cosmovisión wayuu, que incluye una profunda reverencia y respeto por todos los seres naturales, enseña una lección que se extiende mucho más allá de La Guajira. El Acuerdo de París reconoce que la acción contra el cambio climático debe guiarse por “los conocimientos tradicionales, los conocimientos de los pueblos indígenas y los sistemas de conocimientos locales.” El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas reconoce que, debido a que los pueblos indígenas viven en profunda conexión espiritual con la tierra, son guardianes de la biodiversidad del mundo. Colombia es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo. Las mujeres wayuu trabajan para que se mantenga así.

Hay esperanzas de que no estén solos en esta lucha. Este año, los wayuu han colaborado con organismos internacionales de desarrollo y con Parques Nacionales Naturales de Colombia, aprovechando las últimas tecnologías de seguimiento medioambiental para vigilar las amenazas climáticas a los ecosistemas y la biodiversidad de la región. En un nivel político más amplio, la presidencia de Petro aporta esperanza a la comunidad wayuu, ya que parece estar implicado en la actividad organizativa indígena y en una transición verde. Sin embargo, “parece que hay algunas evidencias de que la tragedia y los retos que están ocurriendo allí han sido aprovechados por algunos actores políticos en su beneficio. Esto, tristemente, es una parte del problema en términos de corrupción regional que ha frustrado algunos de estos beneficios para estas comunidades indígenas” dice el Dr. Avilés, “Hoy, todavía no hemos visto el resultado que esperábamos”

Muchos wayuu siguen sin tener acceso adecuado a agua potable y alimentos. Con un apoyo gubernamental inestable, su historia de supervivencia habla de perseverancia, autonomía, tenacidad y resistencia. Los wayuu deciden hacerse cargo del asunto por su cuenta, trabajando para mejorar sus comunidades con las técnicas ancestrales en las que han confiado durante siglos. Mujeres como Tiller y grupos como Fuerza de Mujeres Wayuu están en primera línea de esta lucha, revitalizando la ontología tradicional en la próxima generación de wayuu y nunca rindiéndose al lugar que llaman hogar.


Edward Perdomo tomó fotografías de los Wayuu para Mama Tierra, quien autorizó su uso por parte de Upstream Journal. La foto de arriba muestra a niños Wayuu jugando.

Author
Mira Cohen